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SUEÑOS DE MAR...
(A dos voces)
EllA:
¿Sabes?, cuando presiento que me llamas..., así, intensamente, más allá de la realidad o del sueño,
¡ah!, es un milagro inesperado y maravilloso.
En esa intimidad nuestra que sólo es comparable al danzar de las estrellas, te siento..., más cerca de mí que nunca. Entonces eres… casi, casi mío.
Tus fantasías, sólo necesitan llamarme y voy hasta ti en un soplo de aire, de aliento.
Me elevan hasta el universo los latidos de tu corazón, ¡acelerado!, ¡latente!, ¡vivo!.
¡Ah!.., oigo un suspiro, oigo un suspiro tuyo.
Ya te siento, te siento, estamos cobrando vida… formas reales.
Ardemos en la hoguera de nuestro sentido interno..., ¡ven!.., ¡ven!.
Ya casi puedo acariciarte, casi puedo palparte cerrando mis ojos, sólo tengo que… soñarte.
Siénteme tú también tu fantasía, déjame ser tu sueño real y diferente y, ¡ven!, ¡ven!, ya se acerca tu voz, ¡ven!, no detengas..., el mar.
El:
Cuando te presiento en la oscuridad…
siento que reclamas nuestra intimidad.
Cuando te contemplo en mi ubicuidad…
cabalgo hasta el sueño donde sé que estás.
Y llego a tu cuerpo,
lo invado por dentro,
con bolas de fuego
derribo tu ser,
y nos ciñe el talle
un perfil perfecto
de compases lentos
sobre nuestra piel.
Y te siento pluma
y me quiero verso
para que me escribas
al amanecer.
Y te sueño campo
y me siento fértil,
y te sueño abeja
y me siento miel.
Me descubro tallo
repleto de savia;
quiero que florezcas
mecida en mi ser.
Y me anhelo arena
y expandirme intento
para que en mi espalda
reposes tu pié.
Y la luz que alumbra
el espacio mío;
el único punto
que hay de realidad,
es el pasaporte
que me trae de vuelta
desde tu cintura
a mi inmensidad.
Y me siento noche
y me encuentro solo,
como un alga ajada
que abandonó el mar.
No quiero quedarme
fuera de tu espuma,
en tu mar desnuda...,
vuélveme a soñar.
Rafaela Rivera
